Recomendaciones para padres
Cómo pueden ayudar los padres
Un buen número de estudiantes creen erróneamente que la lectura es sobre libros escritos por gente que ya está muerta, con nada que decir que sea relevante para sus vidas. Se les pide que estudien cuidadosamente su vocabulario, sus textos, lo resuman, lo analicen para encontrar un significado escondido, y después escriban un trabajo de cinco páginas sobre ello. Para ellos, eso es leer. No es contemporáneo, no tiene personajes con los que se puedan identificar. No son revistas o novelas gráficas. Si un chico odia leer, ¿qué le podría animar a intentarlo? Un intento inicial podría ser un libro con una historia que conozca previamente; por ejemplo, una novelización de una película que le encantó. O quizás uno con banalidades y cotilleo sobre un programa televisivo que le guste. O algo menos superficial, pero siempre relacionado con sus intereses (series televisivas como CSI, Juego de Tronos…) .
Hay que empezar con libros que parezcan divertidos. Un “libro gordo con imágenes pequeñas” intimida a los lectores menos atrevidos. Empieza con libros con capítulos breves, con novelas gráficas, que parecen fáciles porque tienen dibujos. (Aunque, queda advertido, las hay bastante exigentes.) En las edades más tempranas del instituto, algunos alumnos pueden estar interesados en el Manga, que los hay en cualquier género en el que puedas pensar: aventuras, misterio, horror, fantasía, comedia.
Otras fuentes que considerar: páginas web como Wattpad y Figment. Funcionan de forma parecida a las redes sociales en las que los usuarios “siguen” gente que sube contenidos de ficción, los cuales se puede votar y comentar. Los escritores noveles cuelgan historias, esperando ganar audiencia. Gran parte del material está dirigido a adolescentes y preadolescentes, y a menudo se serializa, es decir, no se pone a disposición una novela entera, sino un capítulo cada cierto tiempo. Estos pequeños trozos de lectura pueden apetecer a un lector poco entusiasta (3000 palabras se pueden leer durante un trayecto en autobús).
Los padres pueden objetar que esta clase de textos está muy pobremente escrito, y subraya aspectos de una cultura popular que encuentran de bastante poco gusto. Esto, claro, está al criterio de cada uno. No debería dejarse leer a un adolescente material misógino o racista, por ejemplo. Pero si un estudiante evita todo tipo de lectura, quizás sería bueno que al menos leyera “basura”. Antes de desarrollar el gusto, debe experimentar el hambre. El primer paso es abrir su mente a la idea de que merece la pena leer. En vez de desdén, los padres deberían de mostrar curiosidad acerca de los intereses de sus hijos. Tomándoles en serio como lectores –leyendo, por ejemplo, alguna recomendación suya– les hará tomarse a ellos mismos también más en serio como lectores.
Otro aspecto a considerar son las conexiones sociales. ¿Cómo deciden las películas que quieren ver, o los videojuegos que quieren jugar? A través de la publicidad y los amigos. Sin embargo, salvo algunas sagas exitosas, no hay publicidad para los libros. La mayoría de la transmisión es de boca en boca, y añadamos a ello que la mayoría de los jóvenes no lee. Muchos padres tratan de corregirlo recomendando ellos directamente libros que piensan que les podrían gustar, pero sería mucho más efectivo si los estudiantes obtuvieran esa información directamente de sus iguales. Para los adultos, la lectura es un acto social bastante a menudo. Gran parte del éxito del Club de Lectura de Oprah Winfrey es la conciencia de formar parte de un grupo. Los adolescentes son hipersociales, así que leer debiera ser social también para ellos.
La tecnología puede ayudar aquí también. Hay incontables grupos de lectura en la web, en los que se pueden discutir libros, compartir recomendaciones, colgar fanfics (término inglés que hace referencia a los relatos de ficción escritos por fans de una determinada obra literaria o dramática, y que utilizan elementos de la historia original para crear una nueva), etc. Foros de crítica y discusión de libros, clasificados por todo tipo de intereses, edades, géneros… están disponibles en páginas web como las de Amazon, Goodreads, Shelfari, LibraryThing, en los que se puede responder a los comentarios de otros, saber y hacer saber lo que se ha leído o planea leer, dar y recibir recomendaciones… Para lectores más serios, algunas páginas ofrecen críticas, blogs, entrevistas con autores y otra información que podría servir de bienvenida a chicos a los que les gusta leer pero no tienen amigos que lo hagan. Por ejemplo, readergirlz, guyslitwire, teensread (en inglés).
No es probable que un chico se zambulla de buenas a primeras en una de esas comunidades. La entrada más probable sería a través de algún libro raro que capte su imaginación, y para ese momento sus padres tienen que asegurarse de que sabe cómo encontrarlas. ¿Ayuda a motivarles un libro electrónico? Las investigaciones no apoyan una respuesta afirmativa. De hecho, hay una mayoría que prefiere leer en soporte de papel. Pero también esos mismos contestan mayoritariamente que leerían más si tuvieran acceso a libros electrónicos. La gran ventaja es la facilidad de acceso. Poder bajarte virtualmente cualquier libro que quieras inmediatamente es una gran ventaja. Si un chico acaba de leer el segundo libro de una trilogía y está ansioso por leer el libro final, o acaba de oír maravillas de un amigo sobre un libro nuevo fantástico, es el mejor momento para conseguirlo. Si tiene que esperar unos cuantos días para comprarlo, su interés es probable que haya cambiado hacia algo totalmente distinto. Además, es fácil obtener gratuitamente un lector de libros electrónicos para los móviles, con el que llevar sus lecturas consigo a todas partes.
El placer que produce la lectura no se puede obtener a través de la televisión o por cualquier otro medio. Sólo la lectura provoca tu contribución a la experiencia relatada, demandándote que mentalmente crees el mundo descrito. Es sólo en la ficción donde se te requiere que vivas con los personajes durante tanto tiempo y tan profundamente. El gran objetivo es que nuestros estudiantes experimenten estos mismos gozos, o al menos otros que se les parezcan, que no tienen por qué ser iguales. El conflicto mayor creado entre padres e hijos puede ser el siguiente: los padres tienen la impresión de que lo que quieren es que sus hijos sean felices. Los hijos tienen la impresión de que sus padres quieren que sean felices de la manera que sus padres piensan que deben ser felices. El peligro está en que los chicos se sientan presionados e infelices cuando se pongan a leer. Recordemos que el objetivo es que disfruten leyendo, no que disfruten leyendo de la misma forma que nosotros queremos.